El procedimiento para plasmar en una sola imagen una superficie de gran extensión consiste en generar un conjunto de todas las ortofografías necesarias para cubrir el área en cuestión. Es conveniente que todas estas fotografías estén perfectamente georreferenciadas y a la misma escala. Acto seguido todas las imágenes son sometidas a una ecualización de color y son unidas trazando líneas de costura sobre las áreas de traslape presentes sobre las fotografías de manera que las zonas de unión queden lo más disimulado posible.